¿Cuando utilizar brochas o esponjas en tu maquillaje?

Todas buscamos que nuestro maquillaje luzca perfecto, queremos que nuestra piel luzca luminosa, sin imperfecciones y radiante. Para ello, nos ayudamos con productos como bases, polvos, correctores, rubores, entre otros. Sin embargo, muchas veces, al utilizar los productos mencionados, no sentimos que logremos el acabado esperado. Ello sucede porque no solo son importantes los productos que elegimos para nuestra piel sino la manera en cómo los aplicamos. En este artículo te explicaremos cuál es la mejor manera de aplicar ciertos productos y cuál es la brocha o esponja ideal para conseguir el acabado perfecto.

La esponja aplicadora es la opción ideal para aplicar productos líquidos como bases y correctores. Lo primero que debes hacer antes de utilizarla es humedecer la esponja. Puedes sumergirla en agua y luego exprimirla bien. Recuerda que la ideal es que quede húmeda, así que para asegurarte de que no está muy mojada puedes ayudarte con un papel toalla. Una vez lista, elige el producto líquido que vas a utilizar y coloca una pequeña cantidad en tu mano. Toma un poco de producto con la esponja y empeza a aplicar tu producto con pequeños toques.

La brocha ideal para aplicar todo tipo de productos en polvos, tanto sueltos como compactos hasta incluso rubores. El uso de esta suele ser más sencilla ya que la mayoría de personas está más familiarizada con este tipo de brochas. Lo único que debes hacer es introducirla en el producto y retirar el exceso dando algunos toques sobre una superficie. Después, pasa suavemente la brocha en las zonas que desees.

Es la brocha perfecta para colocar y difuminar las sombras, iluminadores e incluso polvos bronceadores. El tamaño de esta brocha te permite tener una precisión única para aplicar ese tipo de productos. Será mucho más fácil crear profundidad en tu mirada, aplicar el iluminador en las zonas estratégicas como pómulos, punta de la nariz y encima del labio superior.